El Castillo

Entre 140 y 160 mts. a poniente del foso se sitúan las ruinas de un castillo o palacio (apeos del A.H.M.C.), del cual hoy solamente se conservan un paredón, hecho a base de tierra apisonada revocada con una capa de argamasa y con un ancho total de 3,40 mts., y un arco de sillería. Gómez Moreno lo describe y nos dice cómo ha venido a parar casi toda la construcción en montones de tierra, también denuncia la triple arquería que hubo al Sur, de arcos agudos (aunque ya en tiempos de su visita sólo existiera un arco, hoy aún se ve con claridad el inicio de los otros laterales en el conservado) y encima de los arcos ventanas.

También el General Benavides refiriéndose a él compara sus paredones, recordándole su parecido, con las kasbas bereberes del Gran Atlas y la similitud con el Tiemecén de Argelia. Puestos a comparar, hay gran similitud en la fábrica de estos paredones con las ruinas del castillo de Palenzuela (Palencia) y esto, junto con el estudio de las tumbas angulares, del mismo que ofrece el Dr. D. Lázaro de Castro García, se presta a múltiples conjeturas sobre la paternidad y dominio de la primitiva obra, aparte de la no dudosa intervención de alarifes árabes sometidos en parte de su construcción.

Hasta hace muy poco tiempo, los montones de tierra que ocasionaron los derrumbes se vieron sometidos a constantes sacas de material por parte de los vecinos, que lo usaban como tapial en las construcciones y en relleno de fincas, esto ha hecho que el deterioro sea enorme y el estudio para averiguar la primitiva disposición y distribución de su planta se presente difícil en gran parte y dudoso en general.

Ya desde antiguo se han visto estas ruinas sometidas a la sustracción de sus materiales para otras obras, tenemos documentado cómo en 1758 se destruye "medio arco de los paredones y otros arcos del palacio del Conde de Benavente" para las obras de la iglesia; dona por estas fechas el mismo Conde la viña (hoy se denomina a esta finca La Viñona) al presbítero de ésta D. Gerónimo García, esta viña estaba en la misma falda del Palacio y se extiende por el llano frente al castillo, lindante con la iglesia y la actual huerta rectoral parece desprenderse con evidencia la antigua relación de propiedad única que constituían las dos obras más los terrenos dichos (huerta y viña), pues todo ello forma un conjunto de fácil identificación; en La Viñona hay un curioso estanque con el fondo empedrado. Seguido a la donación de la viña, y para cercar esta propiedad, se desmonta toda la mampostería que había a los lados y "por encima del arco de sillería, así como otros arcos desgajados" .

En el S. XVIII ya sólo existía un arco en pie, el de hoy, que no estuviera deteriorado; las arquerías, que se documentan, laterales y otros arcos, el más preciso catalogador de nuestro castillo, Sr. Gómez Moreno, no pudo dar noticia de ellas porque no existían cuando visitó las ruinas, acaso todavía contemplara algunos muros más en pie de los que hoy están, pertenecientes a los torreones. De los arcos se han llevado hasta los cimientos.

En las excavaciones se han encontrado diversos objetos de metal y piedras de sillería, columnas, capiteles y abundantes fragmentos de cerámica. Sólo se ha podido localizar algunas columnas que estaban en el pórtico de la iglesia con tres basas y dos capiteles, además de otro capitel que extrajo el Sr. D. Justo Fernández y el brocal del pozo junto a la iglesia que bien pudo ser otro capitel o basa (idéntico a éste, pero con menor diámetro, tiene otro trozo de brocal un vecino cercano al Palacio),, el resto se supone metido en obras o en manos de algún chamarilero que los compró ocultando su procedencia, como suele ser costumbre en estas gentes.
 

No obstante se han podido observar algunas excavaciones para la extracción de tierra y aparecer superficies de pisos empedrados, rotos éstos volvían a aparecer otros; hay en muchos sitios en que, al menos, aparecían dos pisos antes que el firme; este hecho nos viene a probar con bastante seguridad reconstrucciones en esta obra que, teniendo en cuenta lo que venimos apuntando, bien pudo ser un edificio hecho por y para los templarios como fortaleza, aprovechando restos de anterior construcción, y teniendo dicha Orden tal posesión junto con la iglesia y los terrenos adyacentes, mientras que la fortaleza del Este podía ser pertenencia de los Ponces; tras la desaparición del Temple pasaría todo a poder de los señores de la villa. Parece no haber duda en que la construcción de los arcos es más joven (S. XV ?) y también cierto parentesco en época con los arcos agudos y vigas tirantes mohamares de la iglesia y sus pinturas mudéjares de inicios del XVI, y aún de otras iglesias cercanas, como la de Fuente Encalada, y otras más alejadas, pero pertenecientes a los Benavente (Villalón, Castromocho ... ).

Extramuros de las ruinas, al naciente, se notan tramos empedrados de piso y trozos de argamasa, extendiéndose varios metros, hoy enterrados en la pradera y pareciendo vestigios de lo que pudo ser patio de armas de la fortaleza u otras construcciones auxiliares. La relación con la ermita y su cementerio creo la evidencian la proximidad y la semejanza de restos arqueológicos.

Poco queda del total, pero aún se levanta orgulloso, como símbolo de esplendores pasados el arco gótico de severa y recia factura.

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